miércoles, 21 de septiembre de 2016

Plebiscito Colombia 2016, la paz a pesar de las farc y la corrupción política...

En cuestión de días conoceremos los resultados del plebiscito en Colombia,  se trata de que los ciudadanos a través de la consulta popular digan si o no al documento resultante y firmado por las FARC y el gobierno Colombiano en Cuba, luego de 4 años de conversaciones.

El documento como tal parece la letra pequeña de un contrato que se debe firmar cuando decides con mucha urgencia contratar algún servicio sin tener muchas más opciones. A grandes rasgos se nota que por parte de la guerrilla no hay una intención profunda de reconciliación y exige eso sí una serie de garantías que resultan desproporcionadas, no obstante el precio de las negociaciones de paz en otros sitios ha sido alto y el compromiso de las partes es ante todo un acto de perdón y de fé.

Para mí, Cuba, el país que eligieron para las negociaciones no fue el acertado. Me produce pánico vernos como Colombianos en ese espejo, si hubiese tenido en mis manos la posibilidad de elegir me hubiese ido a otro país que tuviese el logro de construir una sociedad y una forma de gobierno exitosa en relación a la democracia y a la ciudadanía y que a nivel económico viviera de ingresos provenientes de sus industrias y no de la simple limosna.
Desde mi perspectiva  es más fácil entender la verdad a través del ejemplo y hay países importantes que han asumido grandes retos y sus logros podrían ayudar a Colombia a edificar un mejor país, no se por qué se sigue glorificando e idealizando una historia de fracaso.

Respecto a los actores del conflicto, el miedo y la desconfianza también están muy presentes en mi memoria, la guerrilla Colombiana ha sembrado mucho terror, ha destruido las infraestructuras, ha atentado hasta el límite con el patrimonio natural del país, ha despreciado a la clase trabajadora, a la clase agrícola, ganadera, a los niños, a la clase empresarial, a destrozado el futuro de familias, ha sometido a miles de ciudadanos al régimen del más absoluto terror, ha sacrificado bajo su mandato de odio y  resentimiento a miles de colombianos, ha bloqueado el desarrollo.

No hay desde mi punto de vista ninguna idea política, religiosa, moral que justifique esas acciones, su estilo se ha caracterizado por la barbarie, su maldad me hace muy difícil entender que tengan hoy ánimos de renovación, pero para esto también hay que apelar al perdón y a la fe.

Sin embargo,  sacar a los niños de esa pesadilla y buscar un camino para el fin de esta guerra es algo que no da espera, como sabemos el ejército de las farc ha obligado a miles de niños a hacer parte de sus filas y es una responsabilidad que como colombianos no podemos eludir, el futuro de un país está sin duda estrechamente relacionado con el cuidado que le damos a nuestros niños y este tema exige una reparación inmediata. Veamos un episodio de esta terrible verdad.






Por otra parte algunos gobiernos y cierto segmento de la clase política del país no han actuado con la dignidad necesaria, ni han estado a la altura del país y su gente, con prácticas insanas y desde el poder han generado escenarios de conflicto y desigualdad y han provocado la imposibilidad de que muchos colombianos  tuvieran oportuna  protección ante las amenazas de la barbarie.

Esta forma de ejercer el poder ha obstaculizado el desarrollo del país, con la apropiación de los recursos públicos, amalgamiento con ciertos sectores de la justicia, desvío de los recursos de sus estafas a paraísos fiscales donde no se interroga por su procedencia, básicamente porque es a cada país a quien corresponde inicialmente velar por el buen procedimiento y vigilar las acciones de sus gobernantes.
Creo que el estudio y la generación de gente preparada para gobernar y el enfoque hacia especialistas en el buen gobierno debe ser algo crucial en la agenda colombiana, no puede  el escenario político seguir siendo un campo de refugio para ambiciosos sin escrúpulos.


Detengámonos un momento a ver el video anterior este sólo como un pequeñísimo episodio de este espectáculo terrible de la politiquería en Colombia, indigno, antiético, todo esto amparado en el concepto antinacionalista de los partidos políticos que no han sembrado una ética, ni control, ni ejemplo a sus representantes.

Históricamente la corrupción política se instaló y sigue descarada en el país y ha impedido e impide hoy  la construcción de estructuras de poder equitativas y eficientes, ha sido otra fuente de generación de violencia,  situación que constituye una de las causas profundas del desequilibrio social y los males que ello conlleva.
Al utilizar los recursos del país para su enriquecimiento personal y su poder para el tráfico de influencias y negocios corruptos, lugar de vanidades y egos desmedidos han sido los grandes cómplices de todo esto que hemos conseguido.

Algunos actores foráneos también han acrecentado la inestabilidad interna del país, ciertos grupos económicos y su ambición  han encontrado un terreno fácil para comprar conciencias y pagar comisiones debajo de la mesa con muchas garantías, negocios que poco han beneficiado los entornos productivos del país y han atentado contra el bien común a favor del bien individual, lo que   han dejado un saldo en rojo muy grande.

El documento de la habana creó todo tipo de desconcierto y que el gobierno y sus negociadores permitieran que se llegará a ese punto resulta aún más penoso, el afán del presidente para que se firme a favor del mismo con la amenaza de que es la única posible vía a la paz, es una falta de respeto a los votantes, sólo el trabajo comprometido y pacífico desde el interior de las organizaciones, el compromiso de la guerrilla de desarmar  los corazones, el compromiso de la clase política y los actores del conflicto y de la sociedad en su conjunto,  es mucho más urgente que salir corriendo a depositar el voto, pero bueno partamos de la idea que este es el único camino de empezar esta transformación.

Para soñar con ese ideal de paz tiene que generarse un compromiso de renovación y una actitud ética, una modernización del sistema de votación y una universalidad del mismo, una ciudadanía de carácter universal,  un sistema eficiente que permite lograr a cada colombiano el rango de ciudadano con todo lo que ello implica,  de no ser así la construcción de la paz va a ser una quimera.

Sería oportuno mejorar el sistema de gestión y control a la hora de recibir inversión extranjera, debe aumentarse la rigurosidad en la legislación,  salvaguardar la riqueza del país y hacerla rentable dentro de sus fronteras,  como país periférico rico en recursos, estamos expuestos a un gran riesgo que solo puede controlarse con una legislación y nacionalismo gubernamental y con la creación de industrias que permitan general riqueza más allá del sistema de regalías y comisiones, mas alla de venta de materias primas, los países desarrollados tienen muy claro su posición frente a la inversión extranjera y sus leyes son concisas en los límites, sus sistemas fiscales están suficientemente estructurados. Una Colombia del futuro debe invertir en la modernización empresarial tenemos los recursos para hacerlo pero no si se desvían.

Desde esta realidad se hace necesario pedir por una urgente construcción de la ciudadanía, un fortalecimiento de las estructuras del gobierno y su independencia,   fortalecimiento de la democracia, protección de las fuentes de riquezas del país y nacionalización de la política,   el fortalecimiento de la justicia, el respeto por los niños y el ideal de un país donde todos los colombianos tengan acceso a una vida digna, con oportunidades, donde haya trabajo remunerado, justicia social y respeto por la vida. Sin elementos de este tipo vamos a seguir navegando sin capitán y en el mar de la improvisación y la violencia.

Para la construcción de la paz es esencial la transformación de estos actores y de cada colombiano en su individualidad, única garantía.  La historia nos está llevando por este camino y debemos comprometernos para lograrlo.

Un país eficiente podría compararse con un cuerpo humano en donde la salud depende del buen funcionamiento de sus sistemas, por eso resulta tan necesario pensar que una construcción de la paz puede lograrse con la salud y buen funcionamiento de estos sistemas teniendo como fundamento la creación de la ciudadanía y el manual ético básico de deberes y derechos, la búsqueda de un bienestar común que este más allá de la ambición desmedida y el oportuno y  justo castigo del abuso de poder y enriquecimiento deshonesto de unos cuantos.

Soñar con una Colombia en paz es soñar con un país estable y productivo en cada región, con una administración regional local eficiente, una educación enfocada a la creación de puestos de trabajo relacionados a industrias que vayan más allá de la venta de materias primas, industrias que formen parte de una planeación y  proyección económica, que permita que el país logre escalar una posición en la generación de riqueza.

Deseo cambiar este capítulo oscuro de nuestra historia, estoy segura que coincido con esos millones de colombianos que han estado presentes como actores de estabilidad en el país y que se han mantenido firmes en muchos escenarios, colombianos que con su trabajo diario y decidido, con su gran compromiso con la vida, personas conscientes del valor de la vida, con nociones de nacionalismo, ética y compromiso  han mantenido a pesar de todo, la democracia y la economía del país.

Colombianos que en el campo, en los pueblos, en las ciudades dentro o fuera de las fronteras del país han ayudado con su trabajo y compromiso del dia a dia a que el logro de este sueño de paz  pueda verse como algo posible.

Respeto la decisión de cada colombiano y me uno al deseo profundo de que el camino democrático que se tome sea el camino hacia la paz y un dulce futuro para los ciudadanos.

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